Rojo humo vive el sueño
del que espera cambiar
porque cambie su cuerpo.
No hay nada en el trino azul
de un quirófano y su
nebulosa esperanza.
Seguirás siendo tú
y , como un susurro,
cada vez más leve,
difuminado en la ilusionante balanza
de los alfeifes y las cosméticas,
tu paso por el mundo
sólo será uno más.
Más triste y menos auténtico,
domesticado y predecible.
Ordinario.
Pues no hay grandeza en tu cuerpo
sino en tus obras y éstas, desorientadas,
ya no saben
de quién son ni que deben ser.
Pero aún así, sigues;
y dejas de comer.
Y bebes jugos de árboles
de otras tierras y oyes
consejos que dicen
quien no debe decir,
y tu mente enturbiada
en la incomoda violencia
de los demás y su juicio
fútil y cruel se confude
y se deja vencer.
Siendo copia.
Copia de otra copia.
Y nada más.
del que espera cambiar
porque cambie su cuerpo.
No hay nada en el trino azul
de un quirófano y su
nebulosa esperanza.
Seguirás siendo tú
y , como un susurro,
cada vez más leve,
difuminado en la ilusionante balanza
de los alfeifes y las cosméticas,
tu paso por el mundo
sólo será uno más.
Más triste y menos auténtico,
domesticado y predecible.
Ordinario.
Pues no hay grandeza en tu cuerpo
sino en tus obras y éstas, desorientadas,
ya no saben
de quién son ni que deben ser.
Pero aún así, sigues;
y dejas de comer.
Y bebes jugos de árboles
de otras tierras y oyes
consejos que dicen
quien no debe decir,
y tu mente enturbiada
en la incomoda violencia
de los demás y su juicio
fútil y cruel se confude
y se deja vencer.
Siendo copia.
Copia de otra copia.
Y nada más.